jueves, 1 de abril de 2010

Capuchineando otro Miércoles Santo

Una prueba más de fé ofrecimos ayer a nuestros Titulares en su día grande de cada año por las calles de Córdoba.
¿Qué puedo decir? El Cristo lucía imponente una nueva túnica blanca sin bordados que fue la sensación. Su movimiento tan natural hacía aumentar, si cabe, la devoción de los cordobeses al Hijo de Dios.
Los estrenos lucieron magníficos. Y después, la perfección.
Estoy seguro que ninguno de los que tuvimos el altísimo honor de portarlo nos cambiaríamos por nadie. Fueron momentos de alto contenido y de gran hermanamiento. Una cuadrilla cuajada con nuestro Vicente a la cabeza, mandando maniobras precisas y preciosas. Ayer no dejaba de acordarme de Juan Berrocal, mi capataz para siempre y mi amigo.
La Agrupación musical Santo Tomás de Villanueva de categoría máxima con un repertorio sensacional y de perfectya ejecuión. Un lujo.











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